Uno de los aspectos más importantes de todas las empresas es la gestión de su facturación. Dejando a un lado la emisión de las facturas, que al fin y al cabo supone el reflejo legal de cualquier operación comercial, también es importante que las facturas recibidas por las compras sean registradas de forma correcta.
Siempre que realicemos una compra para nuestra actividad empresarial, debemos pedir la correspondiente factura. Esta factura debe registrarse en nuestros libros de contabilidad del mismo modo que aparece en el documento comercial. Es importante tener esto en cuenta, porque deberán aparecer todos los datos para que el documento tenga validez legal.
Es decir, habrá que introducir el mismo código de factura, la misma fecha, los datos del proveedor (Nombre, razón social, CIF…) y cada uno de los conceptos que aparecen:
- Cada uno de los productos o servicios de la operación comercial, con su base imponible, el número de unidades, si hay o no descuento y el IVA.
- La suma de todos los conceptos por separado. Es decir, por un lado la base imponible total y, por otro, el IVA de la factura.
- Si existe retención a cuenta del IRPF, también hay que indicarla.
Hay que tener en cuenta que toda esta información es importante para aplicar las correspondientes deducciones en el IRPF de los autónomos y, por supuesto, en el IVA. Sin la correspondiente factura (salvo casos muy concretos establecidos en la Ley), el profesional no podrá deducirse los impuestos correspondientes por los productos o servicios adquiridos para su negocio.
Lo mejor en estos casos, si no queremos lidiar con un buen número de facturas, es tener un software de facturación donde vayamos registrando todos estos documentos. De este modo, podremos adjuntar los documentos de forma electrónica y que esta información se traslade a la contabilidad de la sociedad de forma automática.
Fuente e imagen: Pymes y Autónomos