Crear una empresa no es tan sencillo como parece. A la hora de dar el paso hay que tener en cuenta los impuestos que se deben pagar en España una vez que se realiza el trámite. Existen varios impuestos que se deben presentar de manera obligatoria.
Uno de ellos es el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE). Se trata de un impuesto directo que grava el ejercicio de las actividades empresariales, profesionales o artísticas independientemente de si estas se ejercen en un local determinado y si están o no especificadas en las tarifas del impuesto. Bien es cierto que la mayoría de las empresas estarán exentas de pagarlo. Lo que no elimina la obligación de estar dado de alta en el mismo.
Otro de los impuestos que debe pagar una empresa en España es el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). En este caso, este impuesto se aplica en la transmisión de bienes y servicios, y recae sobre el consumidor final. Aquí, las empresas actúan como intermediarios a la hora de recaudar los impuestos para Hacienda. En ellos repercute el IVA en las facturas emitidas y se deducen el IVA soportado de las compras y gastos afectos a la actividad del negocio.
Volumen de operaciones de la empresa
En función del volumen de las operaciones de la empresa, la autoliquidación de IVA se puede presentar de forma mensual o trimestral. En la liquidación del IVA se calcula la diferencia entre el IVA cobrado a los clientes y el que se ha pagado a proveedores y acreedores y si el resultado es positivo se debe ingresar la diferencia.
Otro de los impuestos clave es el Impuesto de Sociedades. En este caso, este impuesto determina cuánto se lleva Hacienda de los beneficios de la empresa. Además, es de obligado cumplimiento realizarlo, aunque la empresa no haya obtenido ninguna renta durante el periodo impositivo. En este caso, el impuesto lo presentan las sociedades limitadas, anónimas, civiles o cooperativas que tengan sede o domicilio social en España, o se rijan por las leyes españolas y se registra al realizar el modelo 202 o el 200 anual.
También hay que tener en cuenta los impuestos especiales y medioambientales. Estos gravan la importación y fabricación de determinadas actividades, como son las bebidas alcohólicas y los hidrocarburos e impuestos sobre la producción y almacenamiento de combustible nuclear y residuos radioactivos, la extracción de gas, petróleo y condensados o producción de energía eléctrica, entre otros.
Finalmente, hay que tener en cuenta los tributos locales, que son impuestos que paga una empresa, tasas y contribuciones especiales.
Fuente e imagen: Cinco Días